miércoles, 8 de abril de 2009

Efectos secundarios

"Efectos secundarios" es un estupendo artículo de José Miguel Santos Guerra.

Artículos 2008, Artículos en La Opinión — 26 Abril 2008

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Es necesario reflexionar profundamente sobre los efectos secundarios del sistema educativo. Una cosa es lo que se pretende y otra lo que realmente se consigue con el paso de los estudiantes por la escuela. Decía Kant, con evidente ironía y despiadada injusticia, que lo más importante que aprenden los alumnos en la escuela es a estar sentados.
El curriculum oculto actúa de forma subrepticia (ocultamente), persistente (sin interrupción) y omnímoda (de infinitas maneras). Por eso resulta difícil defenderse de sus efectos perniciosos. Y ser consciente de los positivos. Además de los contenidos del curriculum explícito, los alumnos aprenden, por ejemplo, que sólo hay que estudiar cuando van a realizar un examen. Lo pueden comprobar fácilmente los padres si preguntan a los hijos una tarde:
- ¿Tienes algo que estudiar hoy?
Si el chico responde con plena convicción que no, es que al día siguiente no va a realizar un examen. Porque ha aprendido –sin que nadie se lo pretenda enseñar– que sólo se estudia cuando se lo van a preguntar.

Aprenden también que sólo hay que estudiar lo que va a ser objeto de examen. Lo demás no merece la pena ser leído y, menos, ser aprendido. ¿Para qué? Los alumnos se dicen con énfasis unos a otros:
- No leas eso, que no entra. Dijo el profesor que la letra pequeña no contaba para el examen.
Aprenden que hay una respuesta única. Y que esa respuesta correcta es la que está en el libro y la que demanda el profesor. No vale ninguna otra. Y menos si es inventada. Y, como consecuencia, aprenden que sólo dominando esa respuesta y repitiéndola fielmente van a tener éxito.

Los efectos secundarios del sistema son, a veces, más poderosos que los efectos pretendidos.

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