sábado, 25 de octubre de 2008

La familia, clave en la educación en valores.



El estilo de familia con autoridad recíproca es el más indicado para favorecer el crecimiento de los hijos e hijas en todas las dimensiones .(REVISTA CONSUMER)

Los padres y madres, y la sociedad en general, están cada vez más preocupados por los comportamientos y actitudes de parte importante de niños y jóvenes. El consumo de drogas, la proliferación de la violencia, la falta de respeto, el acoso en las aulas o los malos resultados académicos son problemas evidentes, y crecientes, que llevan a hablar de una crisis de valores. Aunque sus causas y factores varían, los expertos coinciden en que la familia juega un papel crucial en su solución. Por lo tanto, a pesar de las dudas que se ciernen sobre ella, la familia sigue siendo el nudo esencial de la constitución de la personalidad y de la socialización de los hijos en los valores comunes de la colectividad.
Se distinguen varios estilos educativos que vienen determinados por la presencia o ausencia de dos variables fundamentales a la hora de establecerse la relación padres/madres-hijos: la cantidad de afecto o disponibilidad de los padres y madres; y el control o exigencia paterna/materna que se plasma en la relación padres/madres-hijos.
De esta forma, según se combinen el afecto y la exigencia, surgirán cuatro tipos de familias:
Familias con autoridad recíproca. En ellas estas dos dimensiones están equilibradas: se ejerce un control consistente y razonado y a la vez se parte de la aceptación de los derechos y deberes de los hijos, y se pide de estos la aceptación de los derechos y deberes de los padres y madres.
Padres y madres autoritarios-represivos. Si bien el control existente es tan fuerte como en el caso anterior, no está acompañado de reciprocidad, por lo que se vuelve rígido y no deja espacio a los hijos para el ejercicio de la libertad.
Padres y madres permisivos-indulgentes. En este caso no existe control por los progenitores, que no son directivos, no establecen normas. De todos modos, estos padres y madres están muy implicados afectivamente y atentos a las necesidades de sus hijos.
Padres permisivos-negligentes. En este caso la permisividad no está acompañada de implicación afectiva y se parece mucho al abandono.

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